viernes, 31 de octubre de 2008

Los Exitosos Pells, están llegando a Telefé


Los exitosos Pells en Telefé

Los Exitosos Pells comenzarán el próximo miércoles 5 de noviembre,

esperado debut por todos los admiradores de Carla Peterson y de las producciones de Sebastián Ortega.

En el final de Vidas Robadas, en dos cortes publicitarios de la espectacular transmisión del programa, ellos mismos anunciaron como los presentadores del Noticiero que conducen su próxima presencia para el próximo 5 de noviembre:


Diario LA RAZÓN  

 Viernes 31 de octubre de 2008

 "los exitosos pells" 

Debuta el miércoles, pero ya empezó a mostrarse

Buena estrategia la de Telefé, que utilizó las tandas de "Vidas robadas" para promocionar su próxima tira, "Los exitosos Pells". Mike Amigorena y Carla Peterson, los protagonistas, interpretan a dos presentadores de noticiero. Ya aparecieron dando flashes de último momento y hasta hicieron comentarios sobre lo que pasaba con la novela de Facundo Arana y Solita Silveyra. 

 



Capturas realizadas de la promo grabada por 
Ce-ci de de TA. 

viernes, 24 de octubre de 2008

Diario La Nación - Los Exitosos Pells





Los exitosos Pells

24.10.2008,12:21  |  Espectáculos 
Desembarca una nueva ficción a la pantalla chica. Carla Peterson y Mike Amigorena interpretarán a una pareja muy famosa con muchos secretos que ocultar. ¡Mirá imágenes de las grabaciones!

lunes, 20 de octubre de 2008

Un alto de la filmación






Este artículo de El País digital del mes de mayo de 2008 es interesante porque nos muestra la calidad humana de Carla Peterson, aunque el apellido de ella lo escribieran mal Petersen en lugar de Peterson

He agregado cuatro imágenes de la filmación  dos que encontré en Internet y no recuerdo la fuente (las del dormitorio) y dos del exterior que colocó Marcia de Brasil, una Forista de Ta.

Filmando en el Sur 

argentino



por ANTONIO LARRETA

"Sueño de una noche a mitad del verano". Tal vez sea esa la traducción más aproximada de la comedia más célebre y más extraordinaria de toda la historia del teatro, la llamada en el original"Midsummer Night Dream".

 

El "midsummer" designa una fecha precisa del verano inglés en que se celebra a San Juan, la inflexión exacta de la mitad del verano. Viene a cuento esta aclaración, cuando, a mitad también del rodaje de La ventana tuve que improvisar frente al laptop que me puso delante Ana, la ayudante de dirección de Carlos Sorín, con la orden o el consejo de escribir lo que se me ocurriera y yo, en medio de la duda vertiginosa que produce una indicación semejante que no admite reflexión de ningún tipo, por una compulsión misteriosa escribí mecánicamente: "midsummer night dream".

 

La toma se repitió varias veces, y fue cada vez más breve. Yo seguía escribiendo lo mismo o intentándolo, porque el tiempo se reducía y la última vez no alcancé a escribir más que "midsum". Luego siguió otra toma distinta, y eso significaba por lo menos una hora de pausa. El extraordinario equipo de fotografía que interpreta, obedece y sostiene a Sorín, nunca repite el mismo esquema de iluminación, ni siquiera en un contraplano. Siempre hay un ballet con cuatro bailarines que prueban no sólo lentes y otros cristales, sino pantallas de polifón y veladuras a una velocidad que también admite pausas de discusión, resolución, y hasta momentos de éxtasis. La creatividad es un flujo constante. Hasta que vuelve el maestro y aprueba o discute o inventa una pirueta más. Durante esa pausa, si así puede llamarse, Sorín ha estado sentado ante el video, confrontando las siete u ocho tomas del "midsummer". Sólo descansa cuando llega una hija o un hijo. Les puede dedicar hasta un domingo entero.

 

Porque mi "midsummer" fue un secreto. Yo estaba trabajando, duro, prácticamente dos jornadas diarias de cuatro o cinco horas. Alguna rara vez Ana me anunciaba "hoy descansás la mañana" o "la tarde", y yo sentía algo menos de alivio que de celos. Y también sobrevinieron los "exteriores", que para mí consistían en largas caminatas de mi personaje un tanto descalabrado, sosteniendo en alto con mi mano izquierda el suero al que me encontraba esclavizado y con la derecha manejando un bastón que era más bien un cayado con el cual me abría paso entre la vegetación silvestre, unas enormes extensiones de flores amarillas, que casi terminan dándole el título a la película. Son muy bonitas, muy suavemente alegres, pero cuidado: son una plaga que se han comido media Argentina, desde el Atlántico a los Andes. Como nos alertó el simpático y colaborador dueño de casa, que entre otras cosas se empeñó en hacer el asado con que Sorín y los suyos quisieron despedirme en un quincho próximo a la casa.

 

Pocos días antes de terminar, dormitaba (yo o mi personaje) y tuve un sobresalto. Una rubia muy sofisticada me dirigía una perorata desde los pies de la cama, llamándome respetuosamente "Don Antonio" y contándome algo respecto a su celular y sus problemas para comunicarse con Buenos Aires. Estábamos rodando y tardé en darme cuenta de ello. Entonces recordé que el personaje existía en el guión original, era la novia o el ligue de mi hijo que por fin llegaba a visitarme después de una larguísima ausencia. Pero yo había hecho casi toda la película sin tener el guión a mano. Nunca hubo una explicación explícita. El propio Sorín me pedía improvisar. Fue todo un aprendizaje. Al principio, un pánico. A los pocos días, una técnica nueva, fresca, vital.

 

Nos hicimos muy amigos con la joven sofisticada. Muchos de ustedes la conocen. Se llama Carla Petersen. Sí, ella misma, "Lalola". Deliciosa actriz, deliciosa mujer. Tuvo un gesto muy lindo conmigo. Le conté que quería despedirme del equipo leyéndoles la maravillosaLimonada de Raymond Carver, que había incorporado al recital que hice con Beatriz Massons. Pero no había Carver en ninguna librería de Bahía Blanca, y yo no conseguía restituirla íntegramente en mi memoria. Al día siguiente me dio los buenos días y me metió algo en el bolsillo. Era el texto de Carver, lo había encontrado en Internet. Gracias, Carla.

 

Su pareja, o sea mi hijo, apenas actuó conmigo. Se llama Jorge Diezy tiene una mirada excepcional, profunda hasta lo insondable. ¿Aires de primer actor? No lo creo. Ningún actor puede impostar la sensibilidad. De paso por Buenos Aires mi amigo Mario Caracceni buscó, en Internet claro, el currículo de Jorge Diez. Impresionante. Ese muchacho ha hecho todo y se le ve en los ojos...

 

Pienso que a los lectores puede interesarles o divertirles más la cocina del cine, máxime cuando el chef es quien dirigió La película del Rey o Historias mínimas. Pero en mis treinta y cinco días en la estancia San Juan, hubo otro componente que no puedo pasar por alto: el entorno. El sencillo y elegante casco de la estancia en que vivíamos se abre por todas las caras y todos los ángulos a un paisaje de perfecta dulzura y cielos de una profundidad inusitada.


Y vuelvo a mi "midsummer", que llamo mi secreto, porque nunca lo compartí con nadie, y lo fue hasta hoy, un mundo paralelo, regocijante, disparatado, mágico, y también sensual, como lo es la comedia de Shakespeare.Delante y detrás de las cámaras de un talento

LAS ACTRICES. Aparte de Carla Petersen, dos adorables mujeres, buenas actrices ambas, venidas de Santiago del Estero. Una mayor bellísima, inolvidable su mirada , en "Historias mínimas". Otra jovencita, racial, estudiante de teatro. Sus nombres: María del Carmen y Emilce, con E. Le dije Imilce la mitad de las veces, ya saben ustedes por qué. Invadieron mi cuarto de hotel para despedirse ya en Bahía Blanca, prueba de solidaridad y cariño, o como se llame ese sentimiento súbito, quemante, un tanto desesperado que conocemos los actores al despedirnos. Y otra pareja: las mochileras que me encuentran desmayado. Una, entre real y soñada, reaparecerá en el delirio final; la otra concreta, española, con mis mismos gustos literarios. Dos milagros. Sus nombres: Marina Glazer (la irreal), Marta Hermida (la lectora)

 

LOS TÉCNICOS

Fría palabra al agrupar a artistas como los que forman el equipo de cámara y el simpático, paciente, impecable sonidista.:
 Javier Farina, que hizo todo el sonido de la filmación. El director de cámara: Julián Apezteguía, elegante hasta la exigencia extrema. Sus dos asistentes: Manuel Rebella y Karim Kachou, tan distintos y tan eficientes , Manuel tan reservado, Karim tan explosivo.Conviví más de un mes con ellos. Participaron sin saberlo en mi "midsummer".


AMIGOS

Roberto Claverie, el dueño de casa. Gracias, Roberto por toda tu hospitalidad. Y por esa casa que, tú y yo lo sabemos, empieza en el porche. Los de la cocina, todos, incluido Carlos, el de la boina, tan señor. Y Doña Olga y sus ayudantes. Y por supuesto, el "chef", que es uruguayo y de mi barrio y no me pude despedir de él, pero espero que me llame cuando venga de visita. Y por supuesto la gente de producción, tan exacta, tan gentil, la bellísima Rocío y su jefe Marcos Barboza, del que no pude despedirme. Y cierro con Ana Droeve, la ayudante de dirección que el primer día me curó en un segundo algo que parecía un ataque de pánico y sabe ser severa sin perder el humor. Y con Miguelito Caggiotti, nunca supe bien si mi secretario o mi ángel guardián.


Creador múltiple

El cine no es nada ajeno a Antonio "Taco" Larreta. Tiene una veintena larga de guiones escritos para televisión y cine, gran parte de ellos realizados en España durante su exilio. Entre ellos figuran trabajos más que respetables, como Volaverunt, Gary Cooper que estás en los cielos (de Pilar Miró) y Los santos inocentes (de Mario Camus), aparte del enorme éxito de Curro Jiménez. En 1989 realizó su debut como director con Nunca estuve en Viena.


El escritor que espera al hijo que viene de Europa

La historia de la elección de Antonio Larreta como protagonista de La ventana, la nueva película de Carlos Sorín, empezó en los primeros días de este año. El director de Historias mínimas, El perro y El camino de San Diego llegó a Montevideo para hablar con quien también es periodista de esta página. No demoraron en ponerse de acuerdo, aunque Larreta impactado por el sí que había dado se olvidó de transmitir la noticia y Sorín se marchó a Buenos Aires. El rodaje estaba pactado en la Patagonia pero por cuestiones de producción enseguida se cambió para Corrientes y, dengue de por medio, derivó hacia una estancia a poco más de veinte kilómetros de Bahía Blanca. Taco es Don Antonio, un escritor que espera la llegada de su hijo. Como en todas las películas de Sorín la acción es escasa: es una forma de mantener la atención sobre esos viajes que muchas veces se hacen en silencio. "Es un día en la vida de un escritor", había advertido el cineasta como todo resumen de esa historia. Aunque Sorín es adicto a los actores no profesionales esta vez convocó a gente notoria. Junto a Larreta ("el protagonista absoluto", dice Sorín) están Carla Petersen (excelente actriz conocida por su personaje televisivo Lalola) y Luis Luque. Después de La ventana (que se estrenará en pocos meses), Sorín dirigirá Ringo, con Rodrigo de la Serna interpretando a Oscar "Ringo" Bonavena. Será una producción costosa, diferente a las suyas, que impulsa Sebastián Ortega.

El País Digital

Publicado por Milton Acosta, Òséfúnmi ti Bàáyin en sábado, mayo 03, 2008  

 

martes, 7 de octubre de 2008

Carla Peterson - Cáncer de mama -



- Domingo 05  Octubre 2008 - REVISTA VIVA

SOCIEDAD

La salud tiene cara de mujer

"El cáncer de mama no es ficción": lo recuerdan las bellas y reconocidas 
actrices argentinas que posaron como divas de los años dorados de Hollywood para un calendario que busca concientizar a las mujeres sobre los alcances de esta enfermedad.
 

Por:  texto Alba Piotto (apiotto@clarin.com), fotos Alejandra López

Nunca será mucho cuanto se hable y se remarque acerca de las formas de prevenir el cáncer: en particular, al cáncer de mama, uno de los más estudiados y con mejor pronóstico cuando es detectado a tiempo. Las estadísticas se multiplican y se corporizan en lo cotidiano, en un familiar, una amiga, una hermana, la madre, la vecina, la compañera de trabajo. Y porque el cáncer de mama no es ficción, un grupo de famosas y queridas actrices prestaron solidariamente su imagen y un día de sus ajustadísimas agendas de trabajo para la realización de un calendario 2009 a beneficio de la Fundación Oncológica Encuentro (FOE), entidad dedicada desde hace ya casi dos décadas a la prevención, asistencia e investigación del cáncer. Y el calendario –que tendrá una edición de diez mil ejemplares de lujo– es parte de una campaña de prevención que espera tener alcance nacional. El loable proyecto fue tomando forma desde noviembre del año pasado, cuando la actriz Eugenia Tobal y la fotógrafa Alejandra López pusieron en marcha una superproducción que sería la envidia de más de un publicitario. Por semanas, Eugenia le robó tiempo al descanso –graba todos los días para Canal 13–, se calzó el papel de productora y empezó a convocar a sus colegas amigas. Mientras tanto, Alejandra iba dando forma a la idea de hacer retratos en blanco y negro, con una onda retro, al estilo de las divas del cine clásico de Hollywood. Sería –y así quedó– una suerte de ensayo de época que abarcara desde la década del '20 hasta los '50, inspirado en imágenes de las leyendas del cine de todos los tiempos. 

SOLIDARIAS Y CON DIVISMO CERO 

Ahí estaban, ofreciendo lo mejor de sí, Natalia Oreiro, Carla Peterson, Araceli González, Nancy Dupláa, Romina Gaetani, Celeste Cid, Malena Solda, Julieta Díaz, Carolina Peleritti, Valentina Bassi y Natalia Lobo. Tanto este elenco envidiablemente bello y solidario como el equipo de producción –doce personas incluyendo vestuarista, maquilladores, peinadores y asistentes varios– trabajaron durante un mes y medio ad honorem. "El proyecto del calendario es una forma de devolverle al público todo lo que nos da en nuestras carreras, y con un mensaje que tenga sentido. El hecho de que seamos conocidas tiene que servir para que la gente se informe, en este caso específico, sobre algo tan importante como es prevenir el cáncer de mama", cuenta Tobal, la actriz de Mujeres de nadie, que se encargó de contagiarle su pasión a sus amigas del rubro. Todas lindas, todas famosas: "Ninguna dijo que no", remarca. Hasta Valentina Bassi, que en ese momento estaba embarazadísima, se prestó para la sesión de fotos con su panza enorme. Y lo cierto es que la elección de los nombres que aparecerán en el calendario no tuvo nada de azar: "Con Alejandra teníamos definido el perfil que queríamos encontrar; tenían que ser mujeres identificables por la gente y que tuvieran contacto con eventos solidarios", cuenta la actriz. En cuanto al estilo que se eligió para abordar el trabajo final, lo cuenta la encargada de realizar las fotografías: "Nos decidimos por hacer una producción como si fueran divas de la época de oro de Hollywood más que nada por un gusto personal, y por el placer de hacer algo sofisticado y refinado desde el punto de vista fotográfico", explica López. Esto se pudo lograr, además, gracias al vital aporte de Alberto Moccia, maquillador y peinador de cine, especialista en esa época. Con el correr de la producción, el eslogan del calendario se encontró casi por decantación: "El cáncer de mama no es ficción". 

Carla Peterson - Clásica y Moderna

Carla Peterson

CLÁSICA Y MODERNA 

Con una historia actoral fuertemente arraigada a la movida teatral independiente, Carla Peterson forjó su carrera a fuerza de aprendizaje y más aprendizaje.

Hoy después de su rotundo éxito en TV con Martín Fierro incluido, sigue visitando sus raíces, siempre con un clásico teatral  bajo el brazo.

 

Transcripción del  REPORTAJE de  Revista MUTIS x el foro Nº 6  (setiembre-octubre 2008) :

LA IMPORTANCIA DE LOS CLÁSICOS, HOY

El teatro para Carla tiene nombre de clásico. Pero, además de representar esos textos por placer, también tiene una explicación teórica para hacerlos: “Representar los clásicos es muy importante para saber realmente qué y quiénes somos. Si 

hay alguien que escribió todas nuestras problemáticas 500 años atrás, debemos adoptar esos textos y tenerlos siempre presentes, Miguel Guerberof nos abrió ese mundo de una forma particular. Conservaba lo antiguo sin hacerse el moderno. La actualidad de los clásicos está en su contenido. No necesitan estar plagados de modernismos o de grandes despliegues escénicos. Cuanto más purificados estén los textos, más se comprende la esencia. Él trataba de rescatar eso. Y lo lograba”.

Texto Misael  Scher 

(Fotos Clara Muschietti)

 

¿Cómo nace tu fuerte compromiso con el teatro independiente?

Hacía baile y quería estudiar teatro por si en algún momento me tocaba actuar. Desde muy chica quise dedicarme a las artes escénicas. Por suerte, escuchando un buen consejo de un amigo, decidí estudiar con Miguel Guerberof, que tal vez no era de los maestros de teatro que uno escucha cuando quiere empezar a estudiar. Tomé clases con él durante 4 años y pasé por diferentes grupos que él tenía. En un momento me encontré estudiando Beckett a los 19 años y mucho no entendía. Entonces decidí ir unos escalones más abajo y aprender otras cosas. Viajé, hice algunos workshops  e incorporé otras técnicas. Después de un par de años, vagueando, me agarraron ganas de trabajar con esos textos de Beckett que me habían quedado dando vueltas en la cabeza. Por esos días me reencontré con Miguel después de muchos años de no verlo. Me metí de nuevo en sus clases y al año comencé a trabajar con él haciendo un reemplazo de una actriz en una obra de la compañía que él había creado, Shakespeare Buenos Aires. Con ese reconocido grupo viajamos a Alemania y nos fue verdaderamente muy bien, quedaron enloquecidos con las puestas de Miguel. Al regreso, alquilamos un lugar fijo para que la compañía se desarrollara, pero por esos años, plena crisis del 20001, fue imposible mantenerlo. Cinco años después, él logró hacerlo y fundó Beckett Teatro.

Estás dirigiendo Ceremonia enamorada en ese teatro ¿cómo fue continuar con ese proyecto que había quedado trunco tras el fallecimiento de Guerberof?

Estábamos muy cerca del estreno cuando falleció Miguel. Yo trabajé y estuve al lado de él durante muchos años, sin dudas que algo de todo lo que transmitió me quedó grabado. Y cuando las actrices del elenco propusieron seguir les dije que yo las podía ayudar. Para mí también era un gran desafío ver si realmente lo podía hacer. Sabía que esos textos me eran muy familiares, al igual que el estilo de teatro que estaba planteado. Estuve en el recorrido inicial y en el proceso de los ensayos. Ahora, luego del proceso hasta el estreno, disfruto encontrar las cosas que aprendí y que no sabía que tenía adentro. Esa posibilidad que brinda el teatro de decir mil veces el mismo texto, investigar y volver a probar, e ir armando todo de a poco, es muy especial. Mi trabajo en Ceremonia enamorada fue hacerle entender esas cosas al elenco. Y a la vez, comprender que todo lo que digo a lña hora de dirigir no son certezas, sino ir probando por un lado y ver si las actrices lo entienden o dar vuelta la historia y encarar para otro costado. Me sentí muy cómoda haciéndolo. Y tomé un concepto de Miguel muy claro: el teatro es simple, cualquiera puede hacerlo.

¿Qué te produce ver a las tres actrices de la obra (Jazmín Rodríguez, Constanza Nacarato, Carla Solari) desde afuera, cuando siempre estás adentro?

Me emociona mucho verlas trabajar y me pregunto por qué lo hacen. Me doy cuenta de que lo hacen por necesidad, por amor a la actuación. Porque no pueden esperar a que las llamen para que representen los papeles de sus vidas, entonces van, los proponen ellas y los hacen. Es difícil juntarse para producir una obra, ensayarla y estrenarla. Y en ese proceso, se deja mucha alma, y se pone un esfuerzo inmenso para hacer perfecto algo que tal vez el público no siquiera nota, detalles minuciosos que están ahí. Y lo hacemos porque nos gusta. Nadie nos pide que lo hagamos, lo hacemos porque queremos.

¿Qué mundo te interesa trabajar de las obras clásicas?

Me doy cuenta de que al escuchar esos textos y al seguir investigándolos, me interesan, me gustan. Es una necesidad, necesito escuchar ese idioma. Si no hago una pausa en mis días para volver a ese tipo de teatro, que está en mis bases, me pierdo. El otro día pensaba que para una actriz es muy difícil que la llamen para hacer Lady Macbeth o algún otro gran personaje femenino de Shakespeare. En esta obra nos permitimos hacer algo para lo que tal vez no nos hubieran llamado nunca.

¿Qué te aportó como actriz vincularte con textos de Shakespeare o Beckett 

desde tus comienzos?

Después de trabajar textos de Shakespeare, pude decir cualquier libreto de televisión por más ridículo pop cursi que haya sido. No volví a estar incómoda. Cuando empecé a hacer funciones para diez personas, teniendo en cuenta el esfuerzo y el tiempo que implicaron los ensayos y llevar a cabo el proyecto, comencé a valorar mucho más el hecho de poder actuar. Nosotros nos teníamos que encargar de que la sala estuviera llena, ir a convencer a todo el mundo de que tenía que ver nuestra obra. Y es difícil, habiendo en cartel una oferta inmensa de expresiones teatrales. Y la gente recién ahora toma como una salida ir al teatro, no hablo de las obras comerciales, sino del circuito independiente donde hay que investigar un poco más y equivocarse bastante hasta encontrar lo que les va gustando.  Pero lo importante es que esa gran oferta abre el fuego para que mucha más gente vaya al teatro.

¿Tus constantes trabajos en televisión te permiten tener tiempo para el teatro hecho a pulmón?

En realidad, debo admitir que mi trabajo en la televisión me facilita mucho mi trabajo en teatro. Me brinda la libertad en tiempo para que pueda entregarme a estos proyectos, que para mí son vitales. Hacer las dos cosas me encanta, no divido mi vida laboral en actriz de teatro – actriz de tele, me parece que es muy antiguo pensar en esa fragmentación. En lo personal, hacer teatro es un entrenamiento que me mejora como actriz. La tele es pura inmediatez y no hay espacio para componer o afinar el único instrumento con el que cuento (mi cuerpo).  El ritual que tenemos todos los viernes, más un par de ensayos en la semana, evidentemente hacer que me concentre en mi trabajo y estar en constante búsqueda. No es que me sobre inventiva, todo lo contrario, si no genero esa búsqueda, me paralizo. Y busco todo el tiempo en mí, en libros, en otros, etc.

¿No te dieron ganas de para un poco después del éxito de Lalola?

Sí, la verdad es que cuando terminé Lalola me dieron ganas de parar, pero al ratito me ofrecieron Los exitosos Pells y me encantó el personaje, y aquí estoy otra vez en la vorágine televisiva.

¿Es difícil bajarse de esa vorágine?

No sé, a veces te bajan sin avisarte. Hay que ver qué es lo realmente importante de todo lo que pasó con ese programa. Yo como actriz no gané muchos premios y menos de la importancia que tiene el Martín Fierro, que generalmente lo ganan personas que están muy adentro del medio. Pero me dio la sensación de que se  pusieron contentos codos cuando alguien como yo, no tan conocida, ganó ese premio. Lo que rescato es la felicidad que produjo en la gente que me quiere y que me sigue desde siempre, desde mis comienzos en las obras independientes. Eso es lo importante. Y después vendrán los no-premios, pero eso es más normal. En el teatro, cuando ganás un premio, hace que más gente vaya a ver la obra y eso está bueno.


¿Ves la posibilidad de continuar con el legado de Miguel y ponerte al frente de un grupo teatral?

A mí me gusta trabajar. No pienso mucho en dirigir. Esto lo estoy haciendo por la necesidad de habernos quedado sin Miguel. Pero sí me encanta buscar estos proyectos. Con dos de las actrices de la obra siempre buscamos textos  y pensamos proyectos posibles. Cuando uno genera su equipo de trabajo, las posibilidades aparecen solas, se multiplican. Tenemos una especie de laboratorio donde investigamos qué podemos hacer y cómo. Por eso me gustaría seguir trabajando con ellos, formando una compañía o simplemente seguir contando con ellos y ellos conmigo para materializar ideas y proyectos. Tuve la suerte de encontrar este grupo en el que me siento muy cómoda. Se armó como si fuera una banda de música, cada uno aportó lo suyo y se formó algo muy fuerte. Ahora, por ejemplo hay dando vueltas un guión que escribieron dos personas de este grupo y que lo va a dirigir otro integrante. La verdad es que no sabemos bien cuando se realizará, pero lo que sí sabemos es que, de una manera u otra, se produce. No queda perdido en la nada. Trabajamos con lo que tenemos al alcance. Lo principal es que estén las ideas. Me da mucho placer trabajar con gente que tiene la misma filosofía.

 

 

Carla Peterson - Clásica y Moderna

Carla Peterson

CLÁSICA Y MODERNA 

Con una historia actoral fuertemente arraigada a la movida teatral independiente, Carla Peterson forjó su carrera a fuerza de aprendizaje y más aprendizaje.

Hoy después de su rotundo éxito en TV con Martín Fierro incluido, sigue visitando sus raíces, siempre con un clásico teatral  bajo el brazo.

 

Transcripción del  REPORTAJE de  Revista MUTIS x el foro Nº 6  (setiembre-octubre 2008) :

LA IMPORTANCIA DE LOS CLÁSICOS, HOY

El teatro para Carla tiene nombre de clásico. Pero, además de representar esos textos por placer, también tiene una explicación teórica para hacerlos: “Representar los clásicos es muy importante para saber realmente qué y quiénes somos. Si 

hay alguien que escribió todas nuestras problemáticas 500 años atrás, debemos adoptar esos textos y tenerlos siempre presentes, Miguel Guerberof nos abrió ese mundo de una forma particular. Conservaba lo antiguo sin hacerse el moderno. La actualidad de los clásicos está en su contenido. No necesitan estar plagados de modernismos o de grandes despliegues escénicos. Cuanto más purificados estén los textos, más se comprende la esencia. Él trataba de rescatar eso. Y lo lograba”.

Texto Misael  Scher 

(Fotos Clara Muschietti)

 

¿Cómo nace tu fuerte compromiso con el teatro independiente?

Hacía baile y quería estudiar teatro por si en algún momento me tocaba actuar. Desde muy chica quise dedicarme a las artes escénicas. Por suerte, escuchando un buen consejo de un amigo, decidí estudiar con Miguel Guerberof, que tal vez no era de los maestros de teatro que uno escucha cuando quiere empezar a estudiar. Tomé clases con él durante 4 años y pasé por diferentes grupos que él tenía. En un momento me encontré estudiando Beckett a los 19 años y mucho no entendía. Entonces decidí ir unos escalones más abajo y aprender otras cosas. Viajé, hice algunos workshops  e incorporé otras técnicas. Después de un par de años, vagueando, me agarraron ganas de trabajar con esos textos de Beckett que me habían quedado dando vueltas en la cabeza. Por esos días me reencontré con Miguel después de muchos años de no verlo. Me metí de nuevo en sus clases y al año comencé a trabajar con él haciendo un reemplazo de una actriz en una obra de la compañía que él había creado, Shakespeare Buenos Aires. Con ese reconocido grupo viajamos a Alemania y nos fue verdaderamente muy bien, quedaron enloquecidos con las puestas de Miguel. Al regreso, alquilamos un lugar fijo para que la compañía se desarrollara, pero por esos años, plena crisis del 20001, fue imposible mantenerlo. Cinco años después, él logró hacerlo y fundó Beckett Teatro.

Estás dirigiendo Ceremonia enamorada en ese teatro ¿cómo fue continuar con ese proyecto que había quedado trunco tras el fallecimiento de Guerberof?

Estábamos muy cerca del estreno cuando falleció Miguel. Yo trabajé y estuve al lado de él durante muchos años, sin dudas que algo de todo lo que transmitió me quedó grabado. Y cuando las actrices del elenco propusieron seguir les dije que yo las podía ayudar. Para mí también era un gran desafío ver si realmente lo podía hacer. Sabía que esos textos me eran muy familiares, al igual que el estilo de teatro que estaba planteado. Estuve en el recorrido inicial y en el proceso de los ensayos. Ahora, luego del proceso hasta el estreno, disfruto encontrar las cosas que aprendí y que no sabía que tenía adentro. Esa posibilidad que brinda el teatro de decir mil veces el mismo texto, investigar y volver a probar, e ir armando todo de a poco, es muy especial. Mi trabajo en Ceremonia enamorada fue hacerle entender esas cosas al elenco. Y a la vez, comprender que todo lo que digo a lña hora de dirigir no son certezas, sino ir probando por un lado y ver si las actrices lo entienden o dar vuelta la historia y encarar para otro costado. Me sentí muy cómoda haciéndolo. Y tomé un concepto de Miguel muy claro: el teatro es simple, cualquiera puede hacerlo.

¿Qué te produce ver a las tres actrices de la obra (Jazmín Rodríguez, Constanza Nacarato, Carla Solari) desde afuera, cuando siempre estás adentro?

Me emociona mucho verlas trabajar y me pregunto por qué lo hacen. Me doy cuenta de que lo hacen por necesidad, por amor a la actuación. Porque no pueden esperar a que las llamen para que representen los papeles de sus vidas, entonces van, los proponen ellas y los hacen. Es difícil juntarse para producir una obra, ensayarla y estrenarla. Y en ese proceso, se deja mucha alma, y se pone un esfuerzo inmenso para hacer perfecto algo que tal vez el público no siquiera nota, detalles minuciosos que están ahí. Y lo hacemos porque nos gusta. Nadie nos pide que lo hagamos, lo hacemos porque queremos.

¿Qué mundo te interesa trabajar de las obras clásicas?

Me doy cuenta de que al escuchar esos textos y al seguir investigándolos, me interesan, me gustan. Es una necesidad, necesito escuchar ese idioma. Si no hago una pausa en mis días para volver a ese tipo de teatro, que está en mis bases, me pierdo. El otro día pensaba que para una actriz es muy difícil que la llamen para hacer Lady Macbeth o algún otro gran personaje femenino de Shakespeare. En esta obra nos permitimos hacer algo para lo que tal vez no nos hubieran llamado nunca.

¿Qué te aportó como actriz vincularte con textos de Shakespeare o Beckett 

desde tus comienzos?

Después de trabajar textos de Shakespeare, pude decir cualquier libreto de televisión por más ridículo pop cursi que haya sido. No volví a estar incómoda. Cuando empecé a hacer funciones para diez personas, teniendo en cuenta el esfuerzo y el tiempo que implicaron los ensayos y llevar a cabo el proyecto, comencé a valorar mucho más el hecho de poder actuar. Nosotros nos teníamos que encargar de que la sala estuviera llena, ir a convencer a todo el mundo de que tenía que ver nuestra obra. Y es difícil, habiendo en cartel una oferta inmensa de expresiones teatrales. Y la gente recién ahora toma como una salida ir al teatro, no hablo de las obras comerciales, sino del circuito independiente donde hay que investigar un poco más y equivocarse bastante hasta encontrar lo que les va gustando.  Pero lo importante es que esa gran oferta abre el fuego para que mucha más gente vaya al teatro.

¿Tus constantes trabajos en televisión te permiten tener tiempo para el teatro hecho a pulmón?

En realidad, debo admitir que mi trabajo en la televisión me facilita mucho mi trabajo en teatro. Me brinda la libertad en tiempo para que pueda entregarme a estos proyectos, que para mí son vitales. Hacer las dos cosas me encanta, no divido mi vida laboral en actriz de teatro – actriz de tele, me parece que es muy antiguo pensar en esa fragmentación. En lo personal, hacer teatro es un entrenamiento que me mejora como actriz. La tele es pura inmediatez y no hay espacio para componer o afinar el único instrumento con el que cuento (mi cuerpo).  El ritual que tenemos todos los viernes, más un par de ensayos en la semana, evidentemente hacer que me concentre en mi trabajo y estar en constante búsqueda. No es que me sobre inventiva, todo lo contrario, si no genero esa búsqueda, me paralizo. Y busco todo el tiempo en mí, en libros, en otros, etc.

¿No te dieron ganas de para un poco después del éxito de Lalola?

Sí, la verdad es que cuando terminé Lalola me dieron ganas de parar, pero al ratito me ofrecieron Los exitosos Pells y me encantó el personaje, y aquí estoy otra vez en la vorágine televisiva.

¿Es difícil bajarse de esa vorágine?

No sé, a veces te bajan sin avisarte. Hay que ver qué es lo realmente importante de todo lo que pasó con ese programa. Yo como actriz no gané muchos premios y menos de la importancia que tiene el Martín Fierro, que generalmente lo ganan personas que están muy adentro del medio. Pero me dio la sensación de que se  pusieron contentos codos cuando alguien como yo, no tan conocida, ganó ese premio. Lo que rescato es la felicidad que produjo en la gente que me quiere y que me sigue desde siempre, desde mis comienzos en las obras independientes. Eso es lo importante. Y después vendrán los no-premios, pero eso es más normal. En el teatro, cuando ganás un premio, hace que más gente vaya a ver la obra y eso está bueno.


¿Ves la posibilidad de continuar con el legado de Miguel y ponerte al frente de un grupo teatral?

A mí me gusta trabajar. No pienso mucho en dirigir. Esto lo estoy haciendo por la necesidad de habernos quedado sin Miguel. Pero sí me encanta buscar estos proyectos. Con dos de las actrices de la obra siempre buscamos textos  y pensamos proyectos posibles. Cuando uno genera su equipo de trabajo, las posibilidades aparecen solas, se multiplican. Tenemos una especie de laboratorio donde investigamos qué podemos hacer y cómo. Por eso me gustaría seguir trabajando con ellos, formando una compañía o simplemente seguir contando con ellos y ellos conmigo para materializar ideas y proyectos. Tuve la suerte de encontrar este grupo en el que me siento muy cómoda. Se armó como si fuera una banda de música, cada uno aportó lo suyo y se formó algo muy fuerte. Ahora, por ejemplo hay dando vueltas un guión que escribieron dos personas de este grupo y que lo va a dirigir otro integrante. La verdad es que no sabemos bien cuando se realizará, pero lo que sí sabemos es que, de una manera u otra, se produce. No queda perdido en la nada. Trabajamos con lo que tenemos al alcance. Lo principal es que estén las ideas. Me da mucho placer trabajar con gente que tiene la misma filosofía.